miércoles, 6 de noviembre de 2013

Discurso de una puta: parte primera


Las pollas están ricas, a todo el mundo le gustan. La polla es el deseo universal.
Las formas fálicas nos invaden: todo tiene forma de polla. Chupar pollas es moneda de cambio.
Hasta Marilyn Monroe confesó que cuando se dirigía a firmar el contrato definitivo para alguna de sus primeras películas,  antes tenía que pasar por el despacho de algún mandamás. Obviamente iba a lo que tú y yo sabemos, y pensaba " Vamos, esta será la última polla que me toca chupar de momento". ¿Ves? Una chica práctica. 

Las pollas se abren paso allá por donde van, penetran coños, desgarran culos, símbolo del poder masculino por encima del poder femenino.
Como experta comepollas , prefiero las que no gotean, las que se reservan hasta la explosión final, las que expulsan esa leche que huele a lejía rancia. Las de capullo brillante y superficie lisa por la que deslizar la lengua. La mayoría de personas con las que trato en estos últimos meses , me recordará con una polla en la mano, en la boca , en el coño. Bonita imagen.

Como te flipas cuando juegas que tu polla es como una porra de policía y me golpeas ambas mejillas con ella. "Te has portado mal, muy mal, perrita". Te dejo sentirte importante.
Sé que tus frustraciones las vas a pagar conmigo, ese rechazo, ese mal día que has tenido va a quedar atrás.
Y yo con ojitos suplicantes y mirándote desde el suelo, ya sé lo que viene a continuación.
La polla tomará su sitio en los distintos orificios de mi cuerpo, y descontrolado , responderá con orgasmos que me llevan al borde del llanto.
Chica fácil, me dices.  Estoy atada a ti.

Ataduras. Estamos atados de pies a manos, porque la libertad la perdimos cuando nacimos.
Habla la primera afectada por esta doble moral que no me deja sentirme orgullosa de mi "yo" puta.
Miedo a que mis hijas sigan mi camino. Pánico supongo que es la palabra adecuada.
Ataduras que nos unen con personas. Esa atadura que te une a  aquella puta en la que no dejas de pensar cuando te follas a tu mujer. Su cara cuando tu polla se pone flácida no tiene precio.
Maldita puta, tu polla no es la misma desde que te corriste en su boca. Te ha absorbido la energía, la muy zorra. Quieres cortar, cortar por lo sano pero no hay solución. Te tumbas junto a tu mujer, que por supuesto hoy se acuesta enfadada, y miras al techo.
"Ni se te ocurra meterte en mis sueños."- susurras...

Nos vemos en tus sueños, lo siento, pero ya me diste las llaves para entrar en ellos.
Besos
Carlota



 

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